"Entre lo que se alucina, lo que se quiere ver, lo que se ve realmente y lo que no se ve, el juego es infinito: es ahí donde tocamos la parte más íntima del cine". Serge Daney.

10 de julio de 2008

Conciencias muertas

Antes que el diablo sepa que estás muerto
(Before the devil knows you're dead, de Sidney Lumet)
EEUU, 117 min, 2007


Por Diego Briata
1. El título de la última película de Sidney Lumet se refiere a un proverbio irlandés que funciona como el final de un pequeño prólogo al principio del film y no hace más que sentenciar en forma categórica lo que será el accionar de los personajes en el transcurso del film. “Puedes pasar media hora en el cielo, antes que el diablo sepa que estás muerto”. La sentencia adelantada, sin juicio previo, se enmarca probablemente en una contrapartida al primer film que por los años 50 hizo famoso a Lumet: 12 hombres en pugna. Ya los personajes no merecen juicio previo, ya el carácter de tragedia griega se entabla fatalista y catapulta a todos por sobre el purgatorio, cayendo, claro está, media hora después directo en el infierno, que es toda la película.

2. Lumet es probablemente uno de los últimos directores que pertenecen a la vieja guardia, y eso es estirpe, es linaje y se lleva en la sangre, por eso es capaz de salir tan airoso de semejante análisis de la sociedad, porque sus películas tienen esa enorme contextualización que las hace clásicas. Como los clásicos, que perduran a pesar de los años, la lectura que hace Sidney sobre las relaciones familiares en el contexto neoliberal americano no se despega del carácter corporativo que poseen esas dos instituciones y que se entraman constantemente, la familia y el estado. La retroalimentación de intereses y objetivos que hay por parte de esta dicotomía hace que la película tenga el nivel de violencia físico y emocional que también tiene el imperio norteamericano en el mundo. Si bien el análisis sociocultural que se percibe en el film se establece en una familia que recorre gran parte de las clases sociales, un verticalismo económico que comprende una burguesía acomodada, una clase media provista de todo confort capitalista y una clase media baja y patética, la suma de todas las partes, como dice Seymour Hoffman en un monólogo con caracteres de epifanía en medio del film, la suma de todas esas partes constituyen lo que realmente es esa sociedad. El dealer yuppie metrosexual que atiende a Seymour Hoffman sentencia esa aparente revelación sacándole importancia y convirtiéndolo todo en más efímero, “búscate un psiquiatra o una esposa…”. Todos los personajes del film son hipócritas, mentirosos, especuladores, inseguros, inescrupulosos y tontos. Unos quieren más dinero, otros más statu quo, hasta la pequeña hija de Ethan Hawke menoscaba en el patetismo de su padre por no tener dinero. Es duro, pero son así los que manejan el mundo, ¡lo dice Lumet! Y yo a él le creo. En 12 hombres en pugna Lumet encontraba algo de dignidad en sus personajes: Henry Fonda, portador del bastión de la ética, dibujaba una luz de esperanza al final del pasillo, una sociedad enferma pero capaz de redimirse. Años atrás, William Wellman, de la mano también de Fonda, tiraba sombra sobre el camino en Conciencias muertas y dejaba mal parados a todos los que de a poco iban fundando la libertad y la justicia americana. En Before the devil… no hay nada de eso. La sociedad ya fundada y totalmente corroída por la falta de valores no tiene ningún tipo de salvación, ni de la buena ni de la mala. Todo el dinero del mundo no alcanza para pagar por los pecados cometidos. No existe el bien ni el mal, por lo menos dentro de la película, y Lumet lo enfatiza muy bien. Un clásico no tiene que ser de manual para ser reconocido y valorado en la historia cinematográfica, no me vengan con que Los dueños de la noche es una película clásica y valorable porque hay buenos y malos y códigos que hacen que todo eso valga la pena. Gracias Sidney por demostrarme que el posmodernismo descuartizó esa visión alentadora de la narración clásica por sobre la construcción ideológica, gracias por mantener ese espíritu crítico a flor de piel.

3. En Before the devil… hay un espíritu trágico comandado por elementos característicos de la tragedia griega, los personajes y algunas situaciones, y ese encanto oracular que otorga el formidable título, pero si hay algo que radicaliza el film es el acertado uso de la desestructuración espacial y temporal que prioriza los determinados puntos de vista de los personajes principales. El carácter formal es ontológico, y lo subrayo con esa palabra porque realmente tiene que ver con el espíritu del film, juega de la misma forma que un personaje o que la increíble banda sonora del compositor Carter Burwell, y no es ese capricho formalista y estúpido de Iñarritu, es como dice Lumet cuando le preguntan cómo se hace una película y habla de un gran mosaico con miles de baldosas que se moldean y pintan y se pegan como un collage de la realidad que a la distancia tiene forma. Como un cuadro impresionista. La forma y el contenido se reconocen y asimilan coherentemente. La tragedia operística funciona, el contrapunto que le otorga la música de Burwell, compositor de las bandas sonoras de las películas de los Coen, es funcional y el código de actuación, a veces un poco menospreciado en Ethan Hawke, es correcto. Lumet envejece con dignidad y lucidez; en cambio, hay en el otro extremo un tipo que manifiesta cierto puntos de conexión con las inquietudes oscuras que arrojan mirada sobre la sociedad, y es Woody Allen. El sueño de Cassandra es una película que se asemeja en algunas cosas al film de Lumet, pero se ubica por cierto en un antípodas cualitativo, ya que todo el intelecto y la acidez que tuvo alguna vez en Crímenes y pecados es ahora casi obsoleto, la música de Phillip Glass, la estructura trágica, el delineamiento sobre la ambición y la felicidad, y las irrisorias y verborrágicas actuaciones de Mcagregor y Farrel, no son definitivamente la suma de todas las partes, y a lado del acertado análisis de Lumet, el crimen, el pecado y la culpa de Allen no se ven como elementos relevantes en el accionar y la conciencia de todo el mundo; en el film de Lumet todo eso está, pero no lo vomita culpógenamente ni justifica a sus personajes porque esas cualidades les son impuestas, la gente es mala porque es ambiciosa y quiere dinero, no porque algún dios los moldea para representar a determinados personajes de la obra.

4. Las conciencias de los protagonistas no develan casi signos de conciliación con la realidad, no prometen una capacidad de redención ni mucho menos un escape hacia lo que piensan que es la felicidad; son conciencias muertas, frías, calculadoras y pragmáticas, toman vida porque están a merced de, en función de, mientras que Albert Finney, el padre fundador de tan exquisita y sofisticada red de mentiras e hipocresías, es el que decide cómo terminar con el estado vegetativo de esas mentes, engañando al monitor de signos vitales y poniendo las cosas en su lugar, donde siempre deberían haber estado. Ahora sí, pasemos por el purgatorio y volvamos a empezar, a ver si hacemos las cosas bien.

Puntaje: 9

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente análisis con el que coincido en las ideas principales. Creo que el film tiene dos pilares, además de la dirección de Lumet, que son la excelente interpretación de todos los actores y el montaje, que es un prodigio.
Respecto al título, me comentaron que, en efecto, es la última frase de un brindis común entre irlandeses:

"May the road rise before you
May the wind always be at your back
May the lord hold you in the palm of your hand
And may you be in Heaven half an hour
before de devil knows you are dead"

Saludos!

adayin dijo...

Hola Hernan. Gracias por tu coment. Esta bien que te haya aburrido Wall-E, da espacio para eso y gracias por compartir tu opinión.

Esta cinta de Lumet la tengo ahi arrumbada y estoy tentadisimo a verla, nada mas un dia que no este cansado o tenso, porque deseo verla sin distracciones o sueños. Saludos

Darkerrblog dijo...

Aun no la he visto, pero definitivamente esta pelicula es de visionado obligado, como bien dices, Lumet es de la vieja guardia y merece mucha atención. La pongo en las pendientes con prioridad altisima.

Guido dijo...

Esta reseña es tan buena como la misma película. Excelente.

Me gusta la comparación con la tragedia griega, porque eso mismo he señalado a todos los que me han dicho que no les ha gustado, argumentando que todos los personajes supuestamente caminan como tarados hacia su propia perdición, tomando decisión estúpida tras decisión estúpida.

Increíble que Lumet todavía tuviera una película como esta dentro de sí y que este guión sea el primero de Kelly Masterson.

Saludos, Hernan!

Durán dijo...

Excelente texto. Los dos primeros tercios del film me parecieron magistrales... el tramo final, deplorable!!! Un saludo.

Unknown dijo...

Buenísima la reseña (y la película, claro).
¿Por qué no 10?
Saludos.

Anónimo dijo...

Muy buen comentario, la verdad es que el filme no me llamaba nada de nada, pero tras leeer tu crítica decidí verlo y me ha sorprendido sin duda.

Me gustaría poder realizar un intercambio de enlaces con tu blog, si estás dispuesto a ello cólo tienes que buscar en:
http://cineforum.universiablogs.net/
mi perfil o enviar un correo a: hector.vila@universia.net

Estaré atento a tu contestación!!! Muchas gracias y enhorabuena por tu blog

Hernán dijo...

Coincido con vos, Diego, en que el título y ese prólogo no hacen otra cosa que sentenciar el accionar de todos los personajes a lo largo del film. Una sentencia y a la vez una clave para pensar la película, ¿o acaso ese sublime fundido a blanco del final no funciona como un marco de simetría para que la película concluya, de la mejor forma, todo lo que tiene para decir? Y digo simetría porque es imposible pensar esa imagen a blanco sin resignificar la extraordinaria (ya no se filma el sexo en Hollywood, hay que decirlo) escena de cama del prólogo/paraíso.
Sidney Lumet tiene 84 años y filma de esta manera... Ya es un lugar común esta frase, pero no hay que cansarse de repetirla si, al menos, sirve como incentivo para repasar toda su obra anterior.

Saludos a todos.

Hernán.

Anónimo dijo...

No me gustó el film -más allá de la calidad cinematográfica que pueda generar momentos de admiración y de los buenos trabajos actorales-, menos el final, me resultó detestable, aburrido, empalagoso, literalmente un moco, cuestión de gustos supongo.

Damián de Haedo dijo...

Coincido plenamente con el valor a la película (en mi blog también la comenté), y con la comparación con esa pobre obra de Woody Allen. Lo único que critico de tu reseña es que des detalles, como eso de los signos vitales. Hay que pensar en la gente que no la vio. Pero bueno, es una observación.

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