"Entre lo que se alucina, lo que se quiere ver, lo que se ve realmente y lo que no se ve, el juego es infinito: es ahí donde tocamos la parte más íntima del cine". Serge Daney.

27 de julio de 2007

Sobre cómo la silla eléctrica iluminó Nueva York, una elefanta fue condenada a muerte y Hollywood nació entre amenazas y tiros

Las campañas de desprestigio en el terreno de la publicidad y las feroces batallas entre empresarios para ganar el mercado económico, y por lo tanto el consumo de la gente, no son una novedad. Corrían los últimos años de la década de 1880 cuando Thomas Edison y George Westinghouse se disputaban ferozmente la instalación del tendido eléctrico en el estado de Nueva York. Pero mientras Edison proponía la utilización de la Corriente Continua (CC), George Westinghouse, por el contrario, defendía el uso de la Corriente Alterna (CA).
En un desesperado intento por ganar la pelea, Edison contrata a varios hombres, entre ellos Harold P. Brown, para diseñar un artefacto eléctrico alimentado con CA, el tipo de corriente propuesta por su oponente. Al poco tiempo, Brown viaja por diferentes ciudades montando un grotesco espectáculo que consiste en electrocutar a toda clase de animales con el nuevo aparato: perros, gatos, liebres, caballos, vacas y, según figura en los documentos de la época, hasta un orangután. El objetivo de la maniobra ideada por Edison no es otro que difundir la idea de que la CA, defendida por Westinghouse, es extremadamente peligrosa y no puede ser utilizada, entonces, por el inocente pueblo norteamericano.

En 1888, luego de una larga discusión para reemplazar el desagradable y antiguo método de la horca, se firma en Nueva York un decreto que establece la silla eléctrica como novedoso y elegante método de ejecución. Edison no ve mejor oportunidad para continuar con su despreciable campaña en contra de Westinghouse y recomienda a sus amigos funcionarios el uso de CA para el funcionamiento de la silla, intentado de esta manera difundir, nuevamente, los peligros mortales de este tipo de corriente.
Sus amigos le hacen caso, Edison sonríe y rápidamente da su próximo paso: intenta promover el uso del término “westinghousing” para referise, con la sutileza que lo caracteriza, a la nueva pena de muerte.

Pero el pequeño Thomy no tiene éxito. George Westinghouse, quien se había negado a ofrecer sus generadores para ser usados en la silla eléctrica por consierarla un “acto horrible” (fue Edison quien compró estos generadores para luego vendérselos al Estado), obtiene con éxito en 1893 un contrato para establecer una red de CA y abastecer de electricidad a numerosas poblaciones. El Estado norteamericano, quizás, no quería tomar riesgos; optó por brindar a su gente el tipo de corriente utilizada con eficacia para ejecutar a numerosos delincuentes.

Quizás por su obstinado afán de continuar demostrando los peligros que implicaba usar la corriente de su enemigo y ganar contratos en el mercado, o quizás simplemente por haber sido siempre un vil servidor de sus bajos instintos, Edison filma, en al año 1903, la ejecución de una elefanta de circo llamada Topsy, que por haber matado a tres personas es llevada a juicio y condenada a muerte.



Pocos años después, Thomas Edison, adjudicándose los derechos de explotación en Estados Unidos del Cinematógrafo inventado por los hermanos Lumiére, lleva adelante una nueva batalla (conocida como “la guerra de las patentes”) para impedir el nacimiento de nuevas productoras y la realización de películas independientes, o no tan independientes, vamos, pero que sí eran catalogadas por Edison como una clara competencia a sus intereses. También ahora, como en su antiguo enfrentamiento con Westinghouse, se vale de las peores maniobras para lograr su cometido. Claro que el tiempo ha pasado, el mercado es más competitivo y las ideas de Edison menos originales: contrata matones y gente pesada para amedrentar a sus adversarios.

Así nace Hollywood, cuando muchos productores y realizadores con espíritu innovador escapan de las garras electrificadas de Edison para establecerse en la costa oeste de los Estados Unidos. Claro que allí, en muy poco tiempo, se consolidaría la más poderosa industria cinematográfica del mundo, y el concepto de independencia sólo sería recordado como una anécdota, parecida a la de la pobre elefanta Topsy, que por querer ser libre y escapar de sus amos terminó freída delante de las cámaras.

Por suerte, cosas así ya no pasan en el mundo.

3 comentarios:

BUDOKAN dijo...

Muy ciertas estas efemérides que destacas sobre todo en los inicios de Hollywood donde alguien comentó una vez que se filmaba la biblia con un arma bajo el brazo. Saludos!

Rey Nova dijo...

Muy interesante, muy buen post. Que calidad de gente habia tenido Edison. Vaya.

Anónimo dijo...

Gua, así que así fueron los comienzos de Hollywood, increible,

Gracias por la data,

Saludos

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