"Entre lo que se alucina, lo que se quiere ver, lo que se ve realmente y lo que no se ve, el juego es infinito: es ahí donde tocamos la parte más íntima del cine". Serge Daney.

31 de diciembre de 2009

De finales y comienzos

Publico este último post del año con unas palabras acerca de los finales, de aquellas cosas que terminan, algunas en apariencia, otras no, de las que siguen igual cuando uno cree que terminaron y, más paradójico aún, de las que terminaron hace tiempo mientras uno sigue creyendo lo contrario. Se me ocurre que en el cine nada hay más real que los finales. Momentos de definición, de ordenamiento, el punto de cierre que cambia nuestra mirada y que obliga a esas primeras imágenes de una película (y a partir de ellas, a todo el resto) a dejar de ser para siempre lo que eran la primera vez que las vimos. El corte final, real o no (como un calendario, real o no), marca siempre la diferencia.

Me quedo con un final, que más bien es un epílogo: el de Let the right one in (Criatura de la noche/Déjame entrar), una película de bellezas indecibles. ¿No les resulta maravillosa la última escena? Oskar, seguro y contento, valiente y redimido, escapa de su hogar, enamorado. Pero lo maravilloso de estas imágenes contundentes, siento, es que se visten de final edulcorado a la vez que guardan oculto (como en el baúl donde Eli se esconde) un camino inexorable, similar al que dibujan las vías del tren que los lleva quién sabe adónde. ¿Un desenlace feliz o un destino trágico? Una condena, dulce. Porque al cuchillo que siempre lleva Oskar entre su ropa (y que nunca llega a usar, salvo para cortarse a sí mismo) no le podrá resultar fácil, con el tiempo, escapar de parecerse demasiado a aquel otro cuchillo tan presente en la película, que sólo mata para alimentar a una hija que, quizás, supo ser mucho tiempo atrás (como ahora lo es con Oskar) una amante incondicional. Podría uno decir que pensar en el después de un final feliz de una película de amor no tiene mucho sentido, y sería verdad. Pero en este caso el sinsabor de las últimas imágenes no vienen de un futuro incierto, que no vemos ni nos muestran, sino, como decía más arriba, de aquellas otras imágenes que luego del último corte a negro pasan a decirnos más de lo que decían.

De imágenes que pasan a decirnos algo diferente a lo que nos decían son también algunos almanaques, dentro y fuera del cine. Y que permiten la precisa ambigüedad, por suerte, para dejarnos elegir qué significan algunas cosas, y cómo siguen otras.

Feliz año para todos.