Para el director ruso, el cine puede (debe) construir la sensibilidad de un tiempo psicológico y personal, poner en escena el estado emocional de un individuo e imprimir la subjetividad de sus miedos, sus crisis y sus deseos. Hasta el plano más simple de cualquiera de sus películas pareciera subordinarse a estas ideas. Los movimientos de cámara, el montaje o la estructura narrativa de sus films se acomodan de tal manera que generan una atmósfera de absoluta contemplación que nunca peca de fetichista o de solemne. Los complejos y extensos planos secuencia o el ritmo pausado y reflexivo de su puesta en escena son siempre la cara visible de una búsqueda que comienza y finaliza en las imágenes mismas, pero que a la vez denota siempre una suerte de ausencia, de clausura endeble y deseo insatisfecho (de búsqueda inmanente), una necesidad imprescindible para hacer de cada visión de sus películas una experiencia siempre renovada, única e irrepetible.
No hay interpretación posible sin el riesgo de perjudicar con insolencia la belleza poética que vive en las imágenes creadas por Tarkovsky para nosotros, para nosotros espectadores, en un tiempo que se inventa una y otra vez para nuestros sentidos y descubre una contemplación verdaderamente inclasificable. Una imagen pura, diría Deleuze, una imagen-tiempo, “en su exceso de horror o de belleza".
Quizás el mejor ejemplo para apreciar las obsesiones y marcas formales de este genial realizador sea El espejo (Zerkalo, 1974), donde el pasado, el presente y el futuro se fusionan de manera constante a lo largo de la película, donde la causa y el efecto se confunden y la cronología de lo cotidiano de la que somos prisioneros es devastada mediante un lenguaje de imágenes que se entremezclan con una sutileza que el cine -pocas veces, estoy convencido- ha conocido tan de cerca.
Dice Ingmar Bergman en Linterna mágica, su libro de memorias: “Cuando el cine no es documental, es sueño. Por eso es que Tarkovski es el más grande de todos; con gran naturalidad se mueve por la morada de los sueños. No da explicaciones. Después de todo, ¿qué podría explicar? (...) Toda mi vida he golpeado las puertas de la morada en la que él se mueve con tanta naturalidad”.
Y si de sueños se trata, aquí el fragmento de uno de ellos (El espejo):
9 comentarios:
Muy interesante artículo, felicidades por ello. Saludos.
http://blogs.periodistadigital.com/sesiongolfa.php
Si bien Tarkovski no es uno de mis preferidos, debo decirte que el post que escribes citando su bibliografía es realmente intererante.Saludos!
De Tarkovsky sólo vi "Solaris" y "Stalker". Son dos películas notables, sobre todo la primera. Ahora estoy en búsqueda de "Los asesinos", su primer corto, que dicen que es la mejor versión del cuento de Hemingway.
Muy buen post.
Saludos
Ah, nunca vi ese corto de Tarkovski! Será cuestión de echarle mano a la mula... La que sí pude ver más de una vez es la joyita de Robert Siodmak, que resuelve el cuento en pocas escenas y después hace lo que quiere (para bien, claro). Eso sí, de ruso no tiene nada.
Saludos.
Excelente comentario. Me encantó (y me lo guardé en .doc)
Es ilegal?
Me alegro que te haya gustado.
No es ilegal. Hasta podrías registrarlo y convertir en ilegal lo publicado en este blog.
espeluznante,para verla otra vez..
la mejor peli de la historia del cine. amo a este director y el libro es muy bueno! gracias
creo que los asesinos de tarkovsky esta en youtuve
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