"Entre lo que se alucina, lo que se quiere ver, lo que se ve realmente y lo que no se ve, el juego es infinito: es ahí donde tocamos la parte más íntima del cine". Serge Daney.

8 de mayo de 2008

Revelando identidades

Cordero de Dios
(de Lucía Cedrón)
Argentina, 90 min, 2008


Por María Papi
En las entrañas de una familia se reúnen tres generaciones (madre, hija y abuelo) y un relato que se articula entre dos tiempos históricos: 1978 y 2002 (analogía entre los secuestros de la dictadura militar y los secuestros extorsivos durante la crisis económica).

La sobriedad de los recursos cinematográficos del film, la puntualidad técnica y la apelación realista en el aspecto expresivo de la realización, denotan que lo central, para Lucía Cedrón, es la rigurosidad de la historia (guión coescrito junto a Santiago Giralt y Thoma Philipon). Una historia tan dolorosa como todas aquellas que incluyen el genocidio del golpe de Estado militar en Argentina, de los desaparecidos, de la necesidad de memoria, verdad y justicia presentes -por quebrantadas- en nuestra sociedad; sumado a esto, el contexto de la crisis en su versión 2001-2002, con su gesto de inseguridad clásico de las políticas del miedo, todo en el marco de un drama familiar que entreteje percepciones de su historia íntima, donde los recuerdos conviven, discuten y dialogan con el presente. El mejor ejemplo es una escena en la casa familiar donde en un mismo plano se pasa del presente al pasado, siendo que la casa y muchos de los objetos son los mismos, lo que habla de esta convivencia de tiempos en las cosas, como significancias de una historia heredada.

Cordero de Dios plantea la necesidad de revelar una identidad, de comprender el pasado para construir el presente, todo mediante una fuerte carga de compromiso ideológico, algo que demuestra el legado de la generación de los 70 y que sitúa a Lucía Cedrón en oposición con el supuesto vaciamiento ideológico contemporáneo, ya que, claramente, la directora tiene una lectura profundamente moderna de su herencia y una correspondiente propuesta redentora frente a la postal de un país en el que la violación de los derechos humanos es permanente, exista o no democracia; una Argentina insegura y siniestra.

¿Qué es el cordero de Dios? El Agnus Dei que limpia los pecados, la imagen del sacrificio y de la salvación que evoca la posibilidad del perdón en el oscuro conflicto interno de esta familia y en una cuestión generacional por conocer la verdad frente a la revelación de una traición del pasado. Premisas judeocristianas, donde el sacrificio de unos paga las culpas de otros; tanto culpa como sacrificio y tanto perdón como pecado, son las condiciones -bastante discutibles- de este relato.

La realización del film, aunque mejor que correcta y bastante elegante, no propone nada incomparable ni permite encontrar un "otro" punto de vista a un tema tan necesario como concurrido, como la posibilidad de una ruptura con el estatuto realista que la película asume, con la rigurosa lógica de la historia o con el aspecto logocéntrico y racional de un discurso cuasi terapéutico.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Otra que me apunto.. tiene una pinta exelente.
Por cierto, en mi blog me he permitido nominarte para un premio.. ;)
Saludos!!

BUDOKAN dijo...

Interesante nueva mirada sobre un tema que nos ha afectado comom país. La búsqueda de la identidad no cesa nunca. Saludos!

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