"Entre lo que se alucina, lo que se quiere ver, lo que se ve realmente y lo que no se ve, el juego es infinito: es ahí donde tocamos la parte más íntima del cine". Serge Daney.

1 de agosto de 2008

The dark knight: ménage à trois


Por Hernán Silvosa
¿Qué pasa con Harvey Dent que es ignorando en todas las reseñas y críticas sobre The dark knight? Es la clave, me parece, para entender por qué no se pueden hacer hacer lecturas lineales como las que hablan del terrorismo, la paranoia y la llamada "defensa del orden". Seamos claros: Harvey Dent es un síntoma, un signo de lo que no marcha por las vías de lo correcto, de aquello que no funciona conforme a los ideales del discurso de la moral y el orden. Y de la misma forma que el Joker no es un villano representante del mal sino una respuesta descontrolada que nace del propio sistema como un resto o anomalía, Batman no es un defensor del orden de Ciudad Gótica sino un idealista que lleva su ética hasta el extremo y que a) se construye como símbolo para cambiar el estado de las cosas y b) renuncia al símbolo porque el estado de las cosas no hace sino generar respuestas como las del Joker. Usa el poder por fuera de las leyes, por supuesto, sólo para descubrir con su ética imparable que ese objeto inamovible llamado Joker es, además de todo, su propia consecuencia. O sea, todo está perdido, hasta la más incorrompible de las figuras del sistema nos muestra la otra cara y el ideal, finalmente, se estrella contra el suelo. Batman es claro en sus palabras finales: sigan creyendo en aquel ideal (gira la cabeza de Dos Caras y la muerte termina siendo la del héroe, no la del monstruo) que yo, mientras tanto, me hago responsable de aquello que he generado. ¿No rompen acaso la señal de luz para llamar al héroe por las noches? El símbolo cae, y esto cambia radicalmente las cosas, porque ninguna lectura de a pares (A vs. B) es ya posible. La escena extraordinaria en la que Bruce Wayne, con el traje de Batman pero sin la capucha, es interpelado por Alfred para continuar con su misión mientras le esconde la carta de Rachel, responde en este sentido. De ahí la grandeza de la película: combinar al Joker con Dos Caras y hacer junto con Batman un ménage à trois de ideologías nada simplistas, y evitar, de esta manera, pensar con una moneda en la mano y decidir, rápido y fácil, por cara o por ceca.

Donde Batman begins arrancaba con un veloz travelling lateral que dejaba descubrir por detrás de unos arbustos al pequeño Bruce Wayne corriendo por el parque de su mansión, The dark knight lo hace con un travelling aéreo que, avanzando con firmeza hacia el frente de los perfectos cristales de un rascacielos, es interrumpido sin aviso por un golpe contra el vidrio en sentido contrario. No es casual que la caída hacia las profundidades psicológicas del flashback inicial de la primera película (el pozo, los murciélagos, el padre) dé lugar ahora a las alturas vertiginosas de un presente en apariencia perfecto pero corrompido desde su interior. Los miedos personales, la culpa y el nacimiento del héroe ya no tienen lugar en The dark knight; el símbolo -materializado en la señal luminosa que reclama al héroe por las noches- ya está construido en la cima de Ciudad Gótica. Y es en estas alturas donde comienza, paradójicamente, el descenso del caos.

¡El caos! Los vidrios estallan y el inmaculado paisaje de Gótica se quiebra; los códigos del orden -corrupto- se revolucionan. Robar un banco de la mafia es ir más lejos y doblar la apuesta; obliga al conflicto bifronte de buenos y malos (clásico de las historias de superhéroes) recoger el mazo de naipes y dar de nuevo. El juego parece el mismo pero todo es diferente: entre los naipes se filtra un comodín. Mientras el símbolo de Batman (el principal interés de Bruce Wayne durante todo Batman begins) es recogido por la sociedad en su versión patética de simuladores encapuchados con escopetas en la mano, la esperanza del cambio encuentra en Harvey Dent los rasgos de un ideal que el orden necesita. Policías, fiscales y jueces versus traficantes, asesinos y mafiosos continúan respondiendo a un campo de fuerzas de a pares, en definitiva equilibrado. Pero si el símbolo construido por Batman desprende un ideal que frágilmente triunfa en el sistema, es desde la médula del propio sistema que nace una respuesta bajo la forma de una broma descontrolada: el Joker.

El bufón carnavalesco no es un villano representante del mal, no es un ladrón ni un mafioso; abusa de la corrupción de Ciudad Gótica, estafa a sus delincuentes y se ríe de ellos. No quiere recompensas (quema el dinero) ni poder (quema el dinero). Nada le importa. Se nombra como agente del caos y responde al goce de burlarse no sólo de la moral, de lo correcto y lo incorrecto, de la policía y los criminales, sino también de la ética individual de aquél que, según dice, lo completa: Batman. Anomalía, resto que no hace ecuación con lo establecido. No es actor (no es hipócrita) ni tiene máscaras: bajo la careta de payaso ningún rostro lo revela más verdadero. Bajo el payaso está el payaso.

Entre Batman y el Joker -la fuerza imparable y el objeto inamovible-, Harvey Dent: caballero justo del orden, valiente y honesto, pero también semilla de la fragilidad, la corrupción y la muerte. Doble faz inevitable de un rostro superficial tallado con los cinceles de lo apolíneo, herramienta de cambio aunque naipe repetido. En su cotidiano juego de azar mentiroso se revela su destino insoslayable. Esta permanente puesta en escena mediante la cual simula tomar decisiones con su moneda de caras idénticas es desgarrada por la fuerza de lo real, que estrella su cabeza contra el suelo y hace arder su fetiche (su moneda) para siempre, descontrolando sus impulsos. I believe in Harvey Dent...

Y es bueno recordar que es en la figura de Harvey Dent que Bruce Wayne hace la mayor de sus apuestas: renunciar a su otro yo encapuchado. Pero ya todos sabemos lo que pasa: siempre gana la banca. Si Batman begins era una fuerza hipnótica que, desenfrenada, buscaba expulsar los miedos internos volviéndolos contra sus fuentes mediante un símbolo con ideales de cambio, The dark knight es un vértigo sin descanso que culmina con la renuncia a este símbolo para refugiarse en los callejones oscuros de Ciudad Gótica, ya no sólo por fuera de la ley, sino además por fuera de la aceptación política y social. Batman renuncia a convertir sus acciones en una moral (en un orden preestablecido de corrección e incorrección) y se sitúa mejor que nunca frente a su ética personal. Renuncia además al poder de ver y controlar todo (ahí está la escena del diálogo con Lucius Fox sobre los límites de la tecnología, el uso del sonar y, finalmente, la destrucción del aparato).

El triunfo es del Joker. La realidad -esa cosa primaria que vaya uno a saber qué es sin la ayuda de las palabras- destruye los ideales y el hombre moral, social, finalmente se corrompe. Bueno, sí, ningún ferry explota finalmente en ese experimento social perpetrado por el Joker. Se salvan, eso sí, accidentalmente: el voto de la mayoría, perversamente democrática, deja bien en claro su voluntad (¿los vence la culpa, el miedo, las fuerzas del bien?). Harvey Dent/Dos Caras es el triunfo del Joker. Y Batman, lejos de la batiseñal, la aprobación popular y los códigos de la moral -y el orden-, termina siendo perseguido como lo que siempre fue: un caballero oscuro.

16 comentarios:

Guido dijo...

Hernán, como siempre tus comentarios son incisivos y al punto.

Me encantaría comentar sobre alguno de los puntos que sacas a flote, pero todavía no la veo. En una semana más.

Saludos!

Unknown dijo...

De acuerdo casi en todo. Cuando dices que el Guasón no quiere recompensas porque quiere el dinero, estoy de acuerdo... Pero cuando dices que "no quiere el poder"... Te recuerdo que en la misma escena donde quema el dinero le dice al checheno "dile a tus hombres que trabajan para mí... Ahora esta es mi ciudad".

Saludos.

Unknown dijo...

Buenísimo. Yo algo había mencionado de la importancia de Dent (pero lejos estoy de este atractivo desmenuzamiento). Saludos.

BUDOKAN dijo...

Me ha gustado mucho tu interpretación de Batman. En mi caso tyambién celebro este film. Saludos!

Diego dijo...

Esta critica si me gusta, muy buena.

Saludos

Darkerrblog dijo...

La mejor critica que he leido acerca de ésta pelicula, sinceramente. Saludos.

Anónimo dijo...

Espero que la puedas ver pronto, Guido, te la recomiendo. Hasta pronto.

Hal9000. Bueno, pero no creo que con esa frase el Guasón se refiera a ubicarse por encima del resto en una posición de poder. Lo entiendo más bien como una metáfora del nuevo estado de cosas que el Guasón propone y representa, ligado al caos y al quiebre de toda regla. Le dice a este mafioso que sus hombres ya no responden a las órdenes de nadie, sino a la perversidad de sus propios impulsos; ésa es la ciudad de la que es dueño el Guasón, la ciudad del caos, en la que no hay relaciones de poder (porque no hay orden). Saludos.

JM. Sinceramente creo que es una de las claves que hace grande al film de Nolan. Su decisión de vincular estos dos "villanos" con Batman me parece que eleva la película a muchas otras lecturas que escapan de lo inmediato de las películas del mismo género. Saludos y hasta pronto.

Budokan, Diego, Darkerr... saludos y gracias por los comentarios!

adayin dijo...

Muy interesante reflexión. Agradezco de sobremanera que no se mencione de nuevo las escenas de acción y la desaparición del lapiz. Aunque creo que Joker funciona bien por el propio Batman/Wayne y su delirio de grandeza. Finalmente el camino de ambos es opuesto pero bajo los mismos patrones...
En fin, me parecio un post muy centrado y definido. Saludos

Andrés dijo...

Volví a ver la película y además vi por primera vez Batman inicia, lo que me exculpa sólo en parte de algunas de las barbaridades que escribí en el post que linkeaste acá.

Coincido con lo que decís sobre Batman, el Guasón y Dent. Ese ménage à trois le da una vuelta de tuerca a las películas del género y es lo mejor del film de Nolan.

Pero creo que, de todas maneras, las lecturas que emparentan a Batman con Bush no son desacertadas. La película nunca cuestiona ni toma distancia del todo el accionar del héroe. Es cierto que, por ejemplo, renuncia a poder ver y controlar todo. Pero lo hace porque, en determinadas circunstancias (¿la guerra?), el fin justifica los medios.

Saludos

Diego dijo...

Andres, El personaje de Fox esta para cuestionar el accionar del heroe. Y lo hace Batman es porque el joker esta para llevar al heroe a su limite. Bush es harvey Dent, un político. Batman es otra cosa.

Andrés dijo...

No estoy de acuerdo, Bestiarium Vocabulum. Fox cuestiona, sí, y ahí está la ambigüedad de la película. ¿Qué me decís del violento interrogatorio? ¿O del operativo para sacar a Lau de China, con la colaboración de Fox?

Saludos

Diego dijo...

La diferencia es la marginalidad de la posicion desde donde se cometen los actos. Batman esta por fuera de la ley, y por eso se torna oscuro, no responde a otra cosa mas que a su etica. Bush es el presidente de una nación y en ese caso es el representante de la ley. Bush no se hace responsable de la muerte de un inocente, Batman se hace responsable de la muerte que el no ha provocado. Batman interroga violentamente y se posa por fuera de la ley, demostrando su oscuridad y devolviendo el miedo (terror) a su fuente... el dia que Bush se haga cargo de la oscuridad de sus acciones voy a compararlo con batman, en tanto como politico represente la ley (y la corrupcion de la misma) voy a tener que seguir comparandolo con harvey Dent, justamente el error que batman viene a reparar desde Batman Begins...

Ramón Ramos dijo...

Yo me pregunté lo mismo sobre Dent. Realmente es el personaje que tiene una mayor evolución en toda la película. Me ha encantado esta nueva entrega de Batman.
Saludos,
http://gp-cine.blogspot.com/2008/08/batman.html

Anónimo dijo...

Buen, buen comentario, sobre todo porque esta película es tan rica en situaciones que permite debatir sobre varias cuestiones morales. Concido plenamente con tu análisis; agrego a lo ya dicho, que entre las grandes escenas existe una que a mi en particular, me es reveladora, y es la de los dos ferries. La situación se retrata de manera perfecta: Las masas deben decidir en forma "democrática" quién debe vivir, empujados en conjunto por ese institnto básico de supervivencia, pero al mismo tiempo, refugiados y "enmascarados" en esa impunidad que te da la masa. La decisión popular, o veredicto y condena, aparantemente fácil y lógica de cada multitud, se torna compleja e insoportable cuando el plano de ejecución se traduce a lo individual. El hombre que toma el detonador, empujado por el instito básico, titubea, duda cuando comprende que al llevar a cabo el veredicto popular salvará su vida y la de muchos, pero no su conciencia. Es exactamente en este punto en donde debemos compreder que si bien la democracia es un ejercicio de libre expresión de deseos y necesidades, la acción individual, ya sin el disfraz del conjunto, es la que terminar por validar el sistema.

Ale dijo...

no coincido. Esta me parece una verdadera review:

http://hubreview.blogspot.com/2008/07/unhappy-fascism-of-dark-knight.html

Anónimo dijo...

Un punto muy elocuente.. genail y brillante.. un analisis audaz de una pelicula genial... aunque no conoce nada del heroe en si ni de la historia pudo enterder el mensaje quelleva batman desde los inicios de los 60.. no hay que ser genio para verlo.. solo que la gente se deja imprecionar por luces y espejos... y solo se quedan con los efectos especiales y las peleas!

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